domingo, 11 de abril de 2021

EXTENDIENDO LAS ALAS

 


Estábamos desnudos con las almas extendidas, con nuestro corazón ancho y liberado; mirando hacia el horizonte justo al pie de la cornisa listo para saltar… Como ave recién nacida que sacude sus alas y apretuja sus entrañas espero ansioso observando el vacío, abrazando el infinito y entregando mi vida a la caída; a ese vuelo espontáneo y extendido que define nuestro viaje y reitera el motivo. Con sus alas nuevas, aun trémulas y flamantes le canta al horizonte, como quien ora a Dios antes de entregar la vida y transformar su destino y su verdad.

Horizonte insaciable, Existencia efímera y tenaz que nos impulsa a saltar aun cuando en el alma no se han formado nuestras alas, aun cuando en el viento se avecinan las tormentas y se redimen las promesas. El cielo grita sus secretos onerosos y protestas de los amantes desdeñados; como el corazón exclama por sus amores extraviados y sus caricias definitivas y desgarradoras.

Es el barullo de las nubes el que revela todos esos íntimos momentos que te han robado el aliento y se han hecho con un pedazo de tu alma y de tu tiempo. Agazapado entre los muslos de la eternidad, diluido entre los nimbos que ahora se avecinan vaticinando una salvaje tormenta, como si el destino quisiera probar las nuevas alas forjadas en el crisol de tu alma; donde se forjan tus sueños más profundos y tus deseos más intensos; como lo hizo aquel huracán que mientras te azotaba y te arrojaba; te miraba fijamente con su ojo de cristal y mientras: te abrazaba con sus hoscos nubarrones y su lluvia torrencial.

 

Es el amanecer de las tormentas, el regreso del ciclón, el retumbo del trueno, la emancipación del torbellino; donde el alma se volvió suspiro y tus sueños: se han mezclado con la lluvia embelleciendo al infinito y lavando tu propio corazón hasta dejarlo diáfano y extenso, preparado para el vuelo.    

Tino Carrera 11.04.2021

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miércoles, 8 de abril de 2020

El alma sabe...


El alma recuerda,
siente y siempre sabe lo que quiere; Más allá de promesas vanas y temores ficticios, apariencias y abandonos; El alma conoce su valor, sabe de su motivo, y nunca olvida su destino. Por eso, al alejarnos del sublime sendero, el alma aflige y el corazón mengua su voz; pues este conoce su verdadera cuantía, su frecuencia impar y sus rincones más profundos; justo ahí donde nacen sueños nuevos que merecen ver la luz solo por haber sido soñados.

Engañar al corazón es imposible; detenerlo silenciarlo, no lo sé. Será acaso como mirar ese cielo forrado de todas las estrellas que podemos observar, y no suspirar. Será tal vez como soñar volando o volar soñando y no sonreír desde lo más interno que hay en ti.

Es verdad que no todos volamos, pero también es verdad que todos podemos volar. Somos rocío estelar, susurros de infinito, vericuetos del destino, eternos parpadeos; tan pequeños, tan inmensos, tan fugaces como eternos y todo esto al mismo tiempo.

El amor es la palabra que susurra el corazón; que nos mueve, nos eleva, nos sincera, nos acerca y nos lanza más allá de la distancia. Es la fuerza que da brío, luz y vida, formando toda esta conciencia que hoy nos mira, nos compone, y nos lleva a través de las estrellas.

Nosotros somos esa excelsa conciencia, ese instante puro; sueños colosales que solo por haber sido soñados merecemos alcanzar los propios sueños.

Si hace algún tiempo alguien me hubiera dicho lo que percibiría hoy, lo que sentiría, lo que sería, simplemente lo que existiría; Le hubiera dicho que estaba demente, que ya no leyera novelas de ciencia ficción, o solo que me invitara de eso que fumaba, inhalaba o ingería en cualquier versión.
Hoy por hoy te digo a ti, salvaje y libre, hermano pagano amante de la vida; ¡abraza tu certeza y tu locura, enaltece tu rareza; pues solo con ellas recordaras lo eres en verdad, y que has olvidado en este tiempo que has pasado a través de este plano material y oscuro tan solo para experimentar esta tierra, encontrar, evolucionar y al final…
Todos los derechos reservados
Agustin Carrera, 08.04.2020

martes, 26 de marzo de 2019

DESEO


El deseo aparece libre como avalancha púrpura,
como sombra de silencio, como luna roja que te mira mientras arde.

Se parece al huracán que arrasa las costas sin piedad, sin lamentos, sin aviso y sin tiempo, sin marcharse de verdad. Resucitando tormentas remotas, es sincero y fiero, extenso y excéntrico. Incontables miradas se han desviado por su tacto, insondables gemidos se han vertido en una fuente de borrasca trémula y carmesí o marejada incendiada.

Es como el astro, el crepúsculo, la madrugada. Todos al mismo tiempo. Un incendio imparable, aguja inmensa y lúbrica que nace en la sangre.

Yo bailo en silencio por donde gritan los cráteres
que quieren llenarse y callan las vetas que buscan vaciarse.

Archipiélago de estrellas y besos versos. Voy entre aullidos llenándome de espacios y versos.
Escucho los ecos de las aves que caen cuando vuelan por vez primera, de brunos vástagos y cómplices níveos que sangran al amar.

Yo vuelo buscando el silencio. De mí, del mundo, de todo el universo. Tu ávida soledad me guía a través de principios y fines que no saben que son el mismo instante

…y esa señal de infinito que predomina en mi camino.
Contemplando mi todo, hurgando en mi nada, llevándome más allá, por el rumbo de los nimbos,
el deseo a la cornisa, el murmullo del abismo.

Muéstrame tu silueta palpitante de ensueño libre y salvaje. Cómo nacen tus milagros, cómo estalla tu sonrisa
cuando tus finas caricias siguen pulsando haciéndose crepúsculos y desfalleciendo madrugadas violáceas y en tus largos sueños las cambiantes nubes.

Yo divago en los muros encontrando vetas resplandecientes y espejismos lúbricos que se hacen con los huesos y, tu reflejo de viento tenue, tu llanto de fiebre.

Yo voy por el sueño, por la épica locura
que revienta corazones. Río de fuego y distancias que se miden en piel y mares
Pero el deseo es sombrío, es muerte, es olvido, es sangre clara que se seca al tocarse resignada y sedienta: el amor es arcano,
es una luna azul, larga noche sin culpas,
río de inmolados impávidos y reflexivos, grotesca
y bella perversidad hija de una Musa
que todavía gotea lágrimas y semillas,
Plegarias inequívocas, exorcismos y castigos.

Te busco en el diluvio creador de...
...ímpetos,
por la sequía silente creadora de albas y tinieblas.


Agustín Carrera Ayala

viernes, 25 de agosto de 2017

De temores y otras pasiones



La sombra de mis miedos repiquetea en mi cabeza como el eco del pasado deja mella en la memoria. Hay una nimbo en mi alcoba; una nube profunda y lánguida que avecina la tormenta. Cuando llegara el ojo del huracán me he cansado de esperarlo dando tumbos en el viento. Mirando el cielo y el infierno mordiéndose las orejas lamiéndose las entrañas. Son siameses enraizados desde el alma hasta los dientes. Hoy la noche me atosiga y el silencio me sedujo, hablando secretos al oído; de esos susurros ermitaños y sedientos que buscan siempre un cómplice, un extraño, un señuelo. Mi cuerpo mira sus cráteres, mi alma siente sus lunares; Espasmos níveos y salvajes. Sueños fríos y ardientes, boca seca, verdad siniestra; no es acaso la verdad la que se asoma entre las grietas de esta adusta realidad solo para engendrar más verdad en nuestros corazones, más deseo en nuestras pasiones, más miedo en nuestros temores.

Hacia dónde va el silencio cuando grita, hacia dónde va la vida cuando muere, hacia dónde va el amor cuando se esconde, la verdad cuando miente y el espacio al ser llenado es como el viento atrapado, es como el eco silenciado. En este espacio pagano yo vago, yo espero, yo, yo, yo. Se ha demorado el cancerbero, como se ha olvidado la distancia; y así la noche sin sombra se aferra a su silueta, como yo me aferro a estas letras solo para no besar a Morfeo pues su beso es sincero y su promesa es de fuego. Es así como incendié mis ojos; para devorarme las cenizas de mi pasado. Permanezco a tiro del destino que sigue franco en su disfraz de patíbulo cristalino; avasallando todo lo que toca con sus alas púrpuras y sus garras diamantinas. Estoy desnudo ante mi hambre, estoy sediento ante mi carne, estoy cayendo en mis abismos; pero tengo alas de fuego y corazón de infinito. Es por eso que no temo al cancerbero, es por eso que me acerco a este espacio para vaticinar en runas todo mi tiempo escrito en esta mezcla bizarra y viscosa de semen, sangre, llanto, miedo, valor, regocijo y fantasía. Es aquí donde sucumbo solo un poco y solo hasta que reencuentre los vestigios del poeta para garabatear un par de versos y eyacular mis propios miedos  de donde sin duda nacerán los sueños nuevos, mientras yo hago las paces con mi destino; lo beso y lo saboreo, la anhelo y lo desprecio, lo soy y lo entierro como he enterrado esas memorias que aún me miran; pálidas y desvanecidas pero vivas. Es así como se entierra un buen recuerdo; cavando con vehemencia en el cráter que dejó hasta tocar tus propios cimientos y con sus restos encumbrar otro momento.

<Agustín Carrera Ayala>






miércoles, 26 de julio de 2017

La memoria del corazón



Cuando me miro en ese espejo hondo y gastado me sacudo; El corazón trepida y clama. Algo en mis cimientos se estremece, removiendo todo en mi, revelándome brutalmente en el inevitable derrumbe de mis escamas y mis máscaras. Es este órgano magro y libre que hace temblar todos mis muros estremeciéndome salvajemente, corriendo la cortina sin piedad abriendo las compuertas de mi vida sin preguntarle a la razón que sería si alguien entrara de nuevo en mi morada, si alguien pasara a mi refugio donde el alma yace desnuda y los sueños vuelan libres y sin miedo.

El corazón siente, vive y recuerda; ¡el alma vuela! Y luego grita; le dice a la vida que el sueño aún permanece, pulsando al ritmo del infinito cantando el tono de la existencia; la misma sinfonía, el mismo latido, el mismo ritmo, como si el todo fuera un solo deseo una misma voz, un mismo aliento, un solo corazón. Este sabe lo que existe y siempre sabe lo que quiere, así como el alma perpetuamente busca su fuente; El corazón sigue escuchando al infinito latiendo siempre al mismo ritmo, sin escuchar los balbuceos de la razón. El Alma te conoce, sabe de tus miedos, tus valores y todos tus rincones, cada arruga en tu faz y cada cráter en tu pecho, cada ver de tu mirada, cada escudo y cada daga que aun portas en tu espalda. Mientras sigas buscando, es imposible detener al corazón o silenciarlo; es como mirar un cielo magno sin luna, abierto y sincero; tanto tu como el cielo. Completamente estrellado y completamente extenso, y no sentir esa descarga total que como cometa surca tus entrañas abriendo de pleno tu pecho para que penetre en ti el infinito con toda su belleza reencontrándose con tu propia inmensidad; reconociéndose como amantes, cómplices eternos de la verdad que vive en ti y que solo el corazón puede alcanzar.

Somos rocío estelar, susurros de infinito, vericuetos del destino parpadeos eternos de ese rostro que nos mira y nos sublima. Nacimos el mismo instante en que nació el infinito. Es nuestro hermano, la misma esencia y sin dudarlo la misma conciencia que hoy te escribe y te recuerda: Que tú también eres polvo de estrellas.

Si hace algún tiempo alguien me hubiera dicho lo que percibiría hoy, lo que sentiría hoy, lo que buscaría hoy, lo que sería hoy; que siempre he sido solo que no me había visto a mí mismo, le hubiera dicho que estaba demente, que ya no leyera tanta ficción o que ya no usara tantas drogas o que me invitara a usarlas. Hoy por hoy en este parpadeo del universo te digo a ti; salvaje hermano amante del infinito: abraza tu fe en el universo y tu locura dejando atrás todos tus miedos pues solo así abrirás de nuevo ese portal de donde saliste y a donde seguramente vas a regresar. Puedes asomarte a él y así puedes recordar lo que eres en verdad.

…Sí, ¡recuerda! Yo te garantizo que ahí está pero debes usar el corazón no la mente o la razón; Si recuerdas con la mente solo te confundirás y no pasaras más allá de tus propios límites. Los recuerdos de lo que eres están grabados en el mismo infinito de donde provienes.

Oh Sí, ¡el corazón tiene memoria! Así como el Alma es conciencia pura y es en ella en la que existes; todo és y todo eres.

Recuerda…




<K>        

domingo, 22 de enero de 2017

Ese ángel soy yo



Hay un secreto que escondí bajo tu piel y mientras escarbaba para guardarlo encontré un ángel oculto, justo ahí en tu corazón donde nacen sueños nuevos, sueños con alas y sinceros. Ese espíritu celeste me miro y atravesó con sus ojos de infinito. Me hizo reír y temblar, me hizo creer y volar, me elevó más allá de donde van todos los sueños sin destino buscando siempre a su igual.

La cosa sabes, es que al liberarlo de tu pecho ahora lo veo en cada momento, en cada aliento, en cada espacio y cada verso, en cada parte de mí, de ti, del silencio. Cuando tocas mi mejilla, cuando estallas y me miras, cuando lloras y sonríes ese ángel me traspasa y me mide desde la voz hasta los huesos, cuando duermes y cierras esos ojos tan hermosos que me roban el aliento, es cuando el habla; susurros vastos y sencillos entre tus labios cerrados y la almohada. Me habla de un cielo abierto que entre besos y nubes blancas de caricias arrullan nuestro lecho, me cuenta de un abrazo púrpura y desnudo que es un sueño, un beso, un instante detenido en el tiempo sufriendo siempre esa sed irremediable de tenerse y de perderse, de buscarse y no encontrarse, de encontrarse y no quedarse, de estar tan cerca y alejarse.    

A veces siento que este ángel que me mira a través de la rendija, de esta honesta poesía, de este instante que nos mira, de este corazón de amante, de esta imagen que se queda aquí en mi sangre y que me grita que te ame sin importar nada ni nadie. Este ángel tan salvaje, tan níveo, tan extraño y tan ávido como yo mismo, me mira desde tus abismos y me grita al filo de la cornisa…

…Soy un ángel que con alas de caricias, besos tiernos y feroces, piel manchada de estrellas, ojos vastos y curiosos, tan brillantes como lunas, muslos tibios y feroces, labios hambrientos tan vacíos como llenos de anhelantes fantasías, y en el núcleo algo escondido que guardo solo para ti. ¡Sí, soy un ángel¡ ahora sabes mi secreto. Vivo y sueño prisionero aquí en el pecho con mis alas amarradas, tan sediento como tú sobrevivo en las entrañas de esta alma que ama y sueña con fiereza, pero teme y se pierde entre la espera.

Soy el ángel al que ustedes claman y que a veces esperan eras y eras para tenerme en su existencia, al que le lloran y le gritan, y al final cierran la puerta como si nada, ese ángel por el que sueñan y se pierden en quimeras, ese ángel fiel y libre que da aire y redime, ese ángel por el que el cielo es alcanzable y el océano navegable, y el universo, entra en un beso.

Ese ángel, al que ustedes llaman el amor.


…Ese ángel soy yo. 

                  

jueves, 5 de enero de 2017

instante



!Morimos en mi alcoba¡ entre jadeos y versos,
en mi cama mientras estallas en luces,
en el instante que nos convertimos en amantes
doblando el placer o, ¿es el placer el que nos dobla?
en la cama en la memoria, en tu silueta
donde baila mi lengua por tu piel,
en ese lunar con forma de estrella,
y los suspiros, los resuellos la humedad,
los rincones donde mi boca vuela
acostumbrada a tu vientre, a tu sabor, a tus labios
y todo cuanto te sé, cómo me sé yo mismo.

Renacemos en ese silencio que le he robado al viento
para que estés en mí, dentro mío, a través de mi
y en el momento en que el viento vuelve
es cuando vierto mi olor encima de tu agonía.
Para que me respires, para respirarte.
Es así como nos conocemos verdaderamente.
Lejos del mundo, exiliados como sueños paganos
que se sueñan a sí mismos, solo para soñarse
en un abrazo interminable, en un mundo distante.

Morimos, lentamente y sin pensarlo, sin esperar renacer. Entre nosotros solo la desnudes, el sueño magro en nuestra piel, solo el deseo ¿y, adentro?
Quien sabe que hay adentro,
una mezcla de ardor y miedo que nos calcina,
una promesa abandonada, un par de alas extendidas
que nos llevan hasta el sol,
una mirada húmeda y esquiva
que transporta al limbo y descubre el corazón.

Y aun así renacemos en esas sabanas púrpuras y opiáceas que hipnotizan y desgarran
nuestro vientre, nuestro pecho, nuestra alma
que no grita ni calla, solo mira…

…entre tus muslos suculentos y despiertos,
en tu piel interminable y plena plagada de fantasías carmesíes y lunares portentosos que desafían al mismo tiempo.

Agonizo, en el lecho de mi lascivo apetito, en tu mirada de incertidumbres y espejismos lúbricos y perpetuos. Sucumbo ante mí, ante ti, ante el momento
en qué cuerpo a cuerpo nos volvemos céfiro
Y después, tormenta, océano, nimbos, ¡seres alados que se encumbran mientras caen! mientras gritan y palpitan como un solo corazón enloquecido Hasta dejar unidas nuestras heridas, nuestra mente, nuestras manos,
nuestros sueños, aunque sea por un instante nuestras almas, nuestro todo…


El instante ha terminado
La realidad nos ha alcanzado
Y con ella, ha llegado el cancerbero.

<K>