jueves, 4 de agosto de 2016

Amemos entre versos.


Sucumbe el espacio ante mis manos.
Difuso y laxo, desfallecido como beso que termina a medio tiempo,
entre labios que se cierran escrupulosos ante la noción de la apatía. 
Ecos solitarios que empalme se rizan retomando entre si mismos su origen
Introduzco mi sueño entre los versos, desde el sol hasta mi centro.
Me perturba la noción del abandono de la pluma, del acervo de la astucia, la creencia de que este vano espejismo sea verdad.
Por entre las persianas me escurro hacia la noche, hacia la luna, hacia mi mismo,
dejando atrás una frágil coartada aferrada a mis lunares como la palabra se sujeta a mi ser. De mil motivos tan triviales están formados los abismos, los reflejos, el silencio, yo mismo.
Me queda la mirada de poeta, insubordinada, salvaje y desdeñada, pero al fin y al cabo atrapada entre muslos exquisitos, viejos mundos derruidos, sangre tibia que se escurre entre las piernas, sus tramos y las huellas de sus cuitas íntimas, de sus estrépitos indelebles que aun agitan mi verdad.
Todos mis yoes, las pieles que he cambiado, los errores que he transformado en verso. Sueños bruñidos con el llanto del ocaso mientras llega el infinito con su voz de mil tormentas y su tacto acariciando las estrellas.
Para fulgurar lo mismo en cada brío, en cada error y en cada sitio, en cada parte mi mismo.
¿Porque vivimos, por que soñamos, porque gritamos atrapados bajo el aro? Si es que nos ahogamos, nos perdemos o nos vamos más allá de donde van todos los sueños después de amar. Y nos hemos olvidado de nosotros. Que no sea en vano. Escribamos sobre el mar y sobre el cielo, aullemos a la luna y a los vientos más feroces, estallemos en mil segmentos lanzando partes hacia todos los extremos, !amemos¡ dejando atrás ese temor tan aprensivo, esa distancia tan monstruosa, esa duda que carcome, indiferencia que vulnera, levedad que me incinera.
Somos retazos de infinito, rugidos vastos, fantasías que liberan, noches púrpuras enardecidas, constante clara que no cambia, nostalgia grácil que atrapó la resonancia de una estrella, que te mira mientras llega, que te colma de caricias y mordidas, dejando al alma rescatada embravecida.
Pulso intenso entre los poros de estas letras,
Redimiendo las quimeras que aun susurran mil secretos,
Con el ritmo de los versos. Siguen sanando y renaciendo
¡Es en las grietas¡ donde se forman las alas, ¡Es en el núcleo donde se crean sueños nuevos.
Más allá de donde mueren las promesas está mi voz, vagando trémula al instinto, reformulando los espacios, ¡gritando al cielo por el tiempo ya vivido ¡eyaculando coplas fieras¡ traspasando este momento, lamiendo el sueño de entre los muslos del silencio, dejando huellas escarbadas en los ojos y en el alma de aquel que aun ama con fiereza.

<K>




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