martes, 26 de marzo de 2019

DESEO


El deseo aparece libre como avalancha púrpura,
como sombra de silencio, como luna roja que te mira mientras arde.

Se parece al huracán que arrasa las costas sin piedad, sin lamentos, sin aviso y sin tiempo, sin marcharse de verdad. Resucitando tormentas remotas, es sincero y fiero, extenso y excéntrico. Incontables miradas se han desviado por su tacto, insondables gemidos se han vertido en una fuente de borrasca trémula y carmesí o marejada incendiada.

Es como el astro, el crepúsculo, la madrugada. Todos al mismo tiempo. Un incendio imparable, aguja inmensa y lúbrica que nace en la sangre.

Yo bailo en silencio por donde gritan los cráteres
que quieren llenarse y callan las vetas que buscan vaciarse.

Archipiélago de estrellas y besos versos. Voy entre aullidos llenándome de espacios y versos.
Escucho los ecos de las aves que caen cuando vuelan por vez primera, de brunos vástagos y cómplices níveos que sangran al amar.

Yo vuelo buscando el silencio. De mí, del mundo, de todo el universo. Tu ávida soledad me guía a través de principios y fines que no saben que son el mismo instante

…y esa señal de infinito que predomina en mi camino.
Contemplando mi todo, hurgando en mi nada, llevándome más allá, por el rumbo de los nimbos,
el deseo a la cornisa, el murmullo del abismo.

Muéstrame tu silueta palpitante de ensueño libre y salvaje. Cómo nacen tus milagros, cómo estalla tu sonrisa
cuando tus finas caricias siguen pulsando haciéndose crepúsculos y desfalleciendo madrugadas violáceas y en tus largos sueños las cambiantes nubes.

Yo divago en los muros encontrando vetas resplandecientes y espejismos lúbricos que se hacen con los huesos y, tu reflejo de viento tenue, tu llanto de fiebre.

Yo voy por el sueño, por la épica locura
que revienta corazones. Río de fuego y distancias que se miden en piel y mares
Pero el deseo es sombrío, es muerte, es olvido, es sangre clara que se seca al tocarse resignada y sedienta: el amor es arcano,
es una luna azul, larga noche sin culpas,
río de inmolados impávidos y reflexivos, grotesca
y bella perversidad hija de una Musa
que todavía gotea lágrimas y semillas,
Plegarias inequívocas, exorcismos y castigos.

Te busco en el diluvio creador de...
...ímpetos,
por la sequía silente creadora de albas y tinieblas.


Agustín Carrera Ayala

No hay comentarios:

Publicar un comentario