jueves, 5 de enero de 2017

instante



!Morimos en mi alcoba¡ entre jadeos y versos,
en mi cama mientras estallas en luces,
en el instante que nos convertimos en amantes
doblando el placer o, ¿es el placer el que nos dobla?
en la cama en la memoria, en tu silueta
donde baila mi lengua por tu piel,
en ese lunar con forma de estrella,
y los suspiros, los resuellos la humedad,
los rincones donde mi boca vuela
acostumbrada a tu vientre, a tu sabor, a tus labios
y todo cuanto te sé, cómo me sé yo mismo.

Renacemos en ese silencio que le he robado al viento
para que estés en mí, dentro mío, a través de mi
y en el momento en que el viento vuelve
es cuando vierto mi olor encima de tu agonía.
Para que me respires, para respirarte.
Es así como nos conocemos verdaderamente.
Lejos del mundo, exiliados como sueños paganos
que se sueñan a sí mismos, solo para soñarse
en un abrazo interminable, en un mundo distante.

Morimos, lentamente y sin pensarlo, sin esperar renacer. Entre nosotros solo la desnudes, el sueño magro en nuestra piel, solo el deseo ¿y, adentro?
Quien sabe que hay adentro,
una mezcla de ardor y miedo que nos calcina,
una promesa abandonada, un par de alas extendidas
que nos llevan hasta el sol,
una mirada húmeda y esquiva
que transporta al limbo y descubre el corazón.

Y aun así renacemos en esas sabanas púrpuras y opiáceas que hipnotizan y desgarran
nuestro vientre, nuestro pecho, nuestra alma
que no grita ni calla, solo mira…

…entre tus muslos suculentos y despiertos,
en tu piel interminable y plena plagada de fantasías carmesíes y lunares portentosos que desafían al mismo tiempo.

Agonizo, en el lecho de mi lascivo apetito, en tu mirada de incertidumbres y espejismos lúbricos y perpetuos. Sucumbo ante mí, ante ti, ante el momento
en qué cuerpo a cuerpo nos volvemos céfiro
Y después, tormenta, océano, nimbos, ¡seres alados que se encumbran mientras caen! mientras gritan y palpitan como un solo corazón enloquecido Hasta dejar unidas nuestras heridas, nuestra mente, nuestras manos,
nuestros sueños, aunque sea por un instante nuestras almas, nuestro todo…


El instante ha terminado
La realidad nos ha alcanzado
Y con ella, ha llegado el cancerbero.

<K>




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