Perpetrando los espacios, se disipan momentos incautos bajo el siseo de la ausencia, con mirada reptiliana y palabra farisea la distancia se eterniza siendo el yugo del que con el corazón espera desafiante en la penumbra.
Mas allá de la impaciencia ríe el alma a carcajadas desnudando esa locura que se escapa y se disfraza de cordura. El tiempo se vuelve instante y las esencias del olvido en un beso se deshacen como un huero espejismo.
Senda honesta...
Las marcas de un beso antiguo se llenaron de vacíos que agonizan. Los escombros del aliento susurran secretos viejos, en el lecho la mirada atisbada y codiciosa va observando esa silueta temerosa que persiste en la esquina de la alcoba.
Se llevaron la memoria apuñalada al laberinto de algún lejano castillo. Sangrando por los recuerdos que tapizan su prisión, arañado el corazón embiste con su nostalgia, golpeando el muro con tanta furia que se destroza lleno de rabia.
Niega el silencio su parte alada,
niega la noche su alma perversa,
niega la luna su luz lasciva,
como tu niegas tu alma hambrienta.
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