En la desesperación recurro a mi vieja morada,
tomo con fuerza mi almohada,
la sujeto entre mis piernas, lamentando por tu ausencia.
Ya no hay paz en tu mirada, ya no hay voz en tus labios, ya no hay fe en tu alma,
el destino dio la espalda y el ayer ahora es mañana.
Regrese de un tiempo oscuro, inseguro, invisible,
donde los dioses son solo lamentos encadenados a redundantes ensueños,
sal, hielo y soledad es el estigma que lleva hacia tus recuerdos,
que se entregan con pleno desconcierto al fútil encuentro de tus alas con el cielo.
Me atrapo el mar en las sabanas con estruendos y comparsas, el viejo cuento aun no acaba, nadie es libre, nadie es nada y en el camino sin nombre. Soy etéreo y soy hombre
AgUsTiN
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