domingo, 6 de febrero de 2011

LIBELULA



                                                                -2-


Hace frio, en el pecho, en la piel, en la sangre. Los primeros rayos de sol perturban la indulgente oscuridad que siempre ha sido el perfecto cómplice  para placeres mundanos  y oscuras faenas. Otra  mañana más sin el cobijo de una razón o un sentido. Con ese escarcha familiar que entume hasta los dientes, pero entume más aun el desolado corazón, abandonado, roto. El despertar solo, hoy como siempre se ha hecho una costumbre tan constante en la vida como la falta de esperanza. Hoy día esta rutinaria soledad resulta un tanto más hiriente que otros amaneceres y un tanto más insoportable, el agrio sabor a mezcal barato predomina en la boca, en el aliento y en el sudor que resulta insuficiente para liberar el exceso que atiborra un cuerpo tan intoxicado de sustancias como ahogado en soledad. La cabeza retumba endemoniadamente como uno de esos salvajes cláxones de camión que más bien parece el alarido de algún viejo buque anunciando la partida a una tierra lejana. La garganta tan quemada por tanto fumar piedra en esa pipa voraz que degrada su existencia apenas emite un ronco silbido entre gargajos con sangre y una tos enraizada ya en los días tanto como el respirar, entre el mezcalito y la piedra el ser vive afónico y lleno de miedo. La anemia que antes solo vivía en la sangre ha alcanzado ya el espíritu, los huesos duelen pero duele mas aun este instante, los dos días que pasaron tirado en el piso roncando parándose solo para beber agua de una enmohecida cubeta y orinar a un lado se fueron como si no hubieran existido y como si no fuera  suficiente junto a estos deliciosos  detalles a los que con frialdad llamamos consecuencias ese mismo extraño sueño que desgarra aun mas la realidad y juega con el tiempo alejando mas y mas el presente, y la efímera sensación de que vivimos en este momento.

— ¿Quien  es? Esta preciosa mujer morena de ojos oscuros e intensos, se me hace tan familiar como desconocida, siempre que despierto luego de soñarla es como despertar luego de una noche de mucho sexo con su sabor en mi cara y ese impresionante lunar en su mejilla tan raro, tan tosco, casi mágico, sus rasgos fuertes y andar decidido, tan sensualmente oscura, y  tan sola. Y estos sueños tan reales pero tan extraños, llenos de muerte y sangre que invaden mis noches desde hace ya años ¿que significan?, se han vuelto mas reales e intensos, no quiero ser un hipócrita al decir que sufro al tener estos lejanos sueños sin sentido o que no me gusta que esta hermosa dama gris sea mi única compañera. La que enturbia y alumbra mis insípidas noches, al menos al dormir estoy con alguien. Su rostro tan salvaje como bello y su sexy y extraña voz con ese aun mas extraño lenguaje que hace juego con sus labios dejan eco en mi como la noche en la madrugada, la verdad es que  disfruto enormemente de su compañía aunque sea solo un sueño y tan solo por un momento, me hace ser infiel a mi razón que de por si sobrevive de milagro, enferma, llena de dudas y miedos, me da un motivo para dormir aunque sea solo un poco y soñar, viviendo la mentira de que hay algo mas que luz y sombras, algo mas que farsas y sufrimiento, mas allá de cualquier inicio o fin, mas que el sexo o las drogas, mas honesto que la verdad y mas existente que la mentira, es por este espejismo que busco el sueño de cuando en cuando alejándome aunque sea por un rato de mi turbadora y destructiva realidad. Al encontrar a la mujer gris bajo la cobija de mis sueños, me siento vivo y a la vez me salva de la demencia, me salva de perderme para siempre entre las banquetas, y las drogas presa de mi cobardía. Este extraño lazo idílico y tortuoso  con esta mujer de ensueño me hace dudar aun más que ella sea tan solo un espectro hijo bastardo de mi soledad. Ya no se ni que pensar. De tanto  soñarla he llegado a sentir que es en verdad  alguien que vive o vivió en algún lado en algún lugar raro y lejano, quien será  y por que la sueño tanto y tan intenso, será otro efecto mas de mi miedo a quedarme chiflado o mas bien de la bola de chingaderas  que he ocupado para escapar a mi conciencia, tal vez es un ángel enviado para darme un poco de paz, aunque sea solo por las noches o algún demonio de mi propia inconsciencia para alejarme de lo único que queda en mi de cordura, si es que no estoy tan loco ya como para pensar que aun mantengo algo de razón. 
–En  fin ya estuvo bueno de esta filosófica chaqueta mental llevo ya horas acostado aquí pensando en puras mamadas, tratando de retener su olor en mi boca pero su olor se ha ido así como el sueño y ahora lo único que saboreo es esta pinche realidad y una cruda fatal, voy a salirle al toro a generar unas monedas esta vez debo cuidarme de la tira, ya la tengo sentenciada si me vuelven a ver no me la acabo, tengo una malilla brutal y si me atrapan, me rompen la madre y lo peor es que encerrado no me la voy a poder curar mejor será que guarde cuidado, donde estará el rulo ayer  se quedo con mi guitarra. Diablos seguro esta en C.P fumando piedra y moneando con mi guitarra por el culo, pinche rulo ojala y que cuide la lira, la ultima que le preste acabo dentro de una jeringa. Bueno a ver… al parecer no se ve nadie ahora es cuando.
El güero, un profano sujeto solitario y autodestructivo, tan amarrado a su pasado como enemigo de  su  presente, hijo de la calle desde hace trece toscos años en los que conoció lo mas bajo de la naturaleza humana así como lo mas gentil. El güero ha estado caminando sin rumbo dando tumbos por un callejón sin salida, endureciéndose a cada paso, agrietándose con cada desaliento, encontrándose de cuando en cuando con su resquebrajada vida reflejada en el fondo de una botella de mezcal o en algún charco de una esquina en la calle. Se ha convertido irremediablemente en un renegado mas, sin sentido ni lugar, sin fe ni cariño. En algún punto en su camino fue herido por el filo del destino y desangrándose por el hoyo en su corazón fue dejando pedazos de si mismo embarrados en la banqueta. Sus ojos tristes y mirada profunda son enmarcados por una extraña peculiaridad realmente inusual, una peculiaridad tan rara y fascinante que quien lo mirara no podía evitar perderse en sus ojos al grado de olvidar completamente cualquier tema de conversación que estuviera en curso al menos por un momento. El güero tenía el ojo derecho azul y el izquierdo café un defecto congénito de nacimiento el cual atribuía a unos genes enfermos y rebeldes como su espíritu.
—En un ojo vive el diablo y en el otro vive Dios—decía burlándose una de sus tías con la que perdió la inocencia mucho tiempo antes de saber que es lo que significaba la palabra. Su ropa apestosa y sus zapatos rotos hacían juego con su desgarrado corazón. El como tantos chavos de la calle conocía perfecta y profundamente, el miedo, el hambre, el frio, el dolor, el encierro, la soledad, la cruda, la prostitución, en fin todos esos detalles  sintéticos y a la vez muy reales diseñados por oscuros sueños para esclavizar a los otros sueños en el desván donde guardamos nuestros fracasos y todos nuestros temores.
Abortados por una sociedad decadente y fría, llena de miedo e indiferencia con poco espacio para la compasión y menos tiempo para darse cuenta. Este es el desierto ideal para justificar nuestros pecados y esconder nuestros instintos, aquí viven los ángeles olvidados como ellos se llaman desde que un fotógrafo los nombro así en una exposición en algún fastuoso museo lleno de gente vacía con los bolsillos llenos, tan distantes y temerosos de la pobreza que solo podían entenderla en algunas imágenes colgadas en una blanca pared bien iluminada. Los ángeles olvidados. Mueren día a día más por tristeza y apatía que por sobredosis o asesinatos. Se olvidan de su humanidad, del amor, de la compasión, de la ternura, se olvidan del camino de regreso a su corazón, de la honestidad y la verdad, ya no se acuerdan de la libertad mucho menos del respeto. Los mata el olvido.
La  salida de la casa abandonada situada sobre circuito interior frente a plaza galerías casi esquina con Sullivan era como salir de otra dimensión, una en la que predominaba un intenso olor a orines y animal muerto, la casa carecía de techo, agua, electricidad y calor, vivir ahí era como vivir en una cloaca donde abundaba la mierda de perro y humano por todos lados, condones usados toallas intimas y pañales llenaban el suelo junto con docenas de envases vacios de mezcal barato y PVC, jeringas usadas y pipas rotas se hallaban por doquier, las paredes estaban rayadas con sangre, mierda y pintura, en temporada de lluvias el agua que entraba a mares por el hueco enorme que estaba en donde antes era el techo creaba una maloliente mezcla oscura y viscosa, la única área mas o menos limpia de aquella casa era un nicho hecho con unos huacales en donde había un san juditas y una virgen puestos ahí por los ángeles olvidados en memoria de los amigos que habían muerto en esa casa de sobredosis o enfermedad. Salir de ahí era todo un logro ya que generalmente “el güero” salía de ahí ya entrado el medio día es una parte no solo céntrica sino invariablemente transitada, mas aun junto a esto el hecho de que se encontraba rodeada por negocios cuyos encargados no veían nada bien que un grupo de andrajosos drogadictos ocuparan esa propiedad como su palacio de oscuros placeres sin ser reprendidos por alguna garrafal autoridad, la verdad era que la autoridad se había cansado de encerrarlos y golpearlos además con la peste que siempre traían nadie quería ni acercárseles eso incluía a la policía y los paramédicos. Tal vez las personas no solo experimentaban indignación por el motivo social o moral de la situación en cuestión, por el contrario muy dentro de ellos sentían envidia, celos de no poder dar rienda suelta a sus lascivos y reprimidos deja bienes, coraje por que en el fondo esas personas les gustaría husmear en el abismo de sus frívolos reflejos sin miedo ni duda, sin culpa ni conciencia, así que enmascaraban tras el antifaz de indignación y pureza lo que simple y llanamente era envidia de no poder caer en su abismo personal tanto como quisieran.
La temporada de lluvias había cesado y con ella termina la humedad en los pies, en la ropa y en la piel. Los hongos son algo inevitable cuando se vive en la calle pero al menos con la ropa seca las cosas no son tan duras ni tan húmedas. En las calles el hecho de estar todo el tiempo empapado es en verdad muy incomodo los pies se cuecen como si fueran carne tártara, salen llagas en las llagas, hongos de diez colores que huelen tan mal que aun con los zapatos puestos es un reto acercarse, ojos de pescado de diversas capas y se quiebra  la planta de los pies abriéndose y sangrando lo que hace casi imposible el caminar y aquí en este territorio de nadie al que llaman calle, los pies son aun mas importantes que el color, el sexo, el tamaño de tu pene o de tu soberbia, mas importantes aun que la honestidad y por supuesto la decencia. Aquí en la calle si no caminas no generas y si no generas te mueres de hambre de frio de una cruda o simplemente no consigues para tu muy preciada droga o te orinas y cagas en los pantalones esperando una piadosa infección que te mande al misericordioso hospital.
 Hijo de una familia disfuncional el güero dejo su casa y acogió las calles como su refugio cuando aun era un niño. Se acostumbro a vivir ocultándose,  escapando del DIF y de su padre que siguiendo el estereotipo de un buen alcohólico lo golpeaba a el y a su hermana usando toda clase de humillaciones físicas y mentales,  pero mas que eso de lo que realmente huía era del abandono, su madre ausente, sin amigos cercanos ni familiares dejaron al güero y su inocencia desde muy pequeño a merced de la humanidad, encontrando en las calles algo similar a la amistad y en las drogas la mascara perfecta para su soledad. Sin embargo alguien llego a su maltrecha vida, alguien que cambio todo, los golpes por caricias, la soledad por besos, y el miedo por amor. Presa de una ternura avasalladora no tardo en acostumbrarse a esta nueva existencia en el lado suave de la vida, cambiando su seño fruncido por sonrisas, sus drogas por sueños y el olor a sudor y orines por un dulce olor a cereza y (almizcle) que aun sigue tatuado en la faz de sus recuerdos. La existencia parecía haber tomado un sentido sublime y hermoso tornándose especial a cada día  hasta que otro de los despiadados vuelcos de la vida lo regreso a las calles como si este fuera su innegable destino, quitándole así su humanidad, su amor y su fe. Los únicos amigos que ha conocido han muerto ya de suicidios, asesinados o por sobredosis, se ha olvidado ya de todo y de todos haciendo de su realidad un eterno limbo existencial en el cual su ser muere de inanición y hastió, el es como se gusta definir así mismo un sobreviviente de la negra broma que es la vida, prófugo de la luz y de la oscuridad viviendo entre mundos profanos mas allá del día y la noche mas allá de la realidad, mas allá de dios o el diablo. Quienes a su forma de ver su encuentran sentados en un bar apostando con el destino y la felicidad de los tuertos humanos cuyo único ojo solo les sirve para verse así mismos, para si mismos y por si mismos.
La ciudad de México es una ciudad grotesca llena de personas frías e indiferentes, enfocadas solamente en el dinero, el miedo y la avaricia, es un sitio gris lleno de pobreza que escupe indiferencia  y vomita la compasión, al menos así es la tosca realidad detrás de la dócil realidad. Tras esa pequeña oficina en la que crees que eres tú el actor principal de tu obra, se encuentra la desgarrarte pero innegable situación que se vive cuadra por cuadra, barrio por barrio, vida por vida. Mostrando lo más oscuro de la naturaleza humana que es también lo más constante así se ven las cosas sobre el asfalto. Es así aquí y ahora en donde este triste personaje perdió todo lo que se puede perder y encontró que también se puede perder aquello que pensaba que no se podía perder.
El güero, al que muchos llamaban flaco por su cuerpo tan desnutrido como su voluntad y su mirada tan anémica como su corazón, con sus ojos bicolor, andaba encorvado  y caminaba siempre con la vista al piso, decía que era por que un día se encontró un billete de doscientos pesos y que nunca sabes que te vas a encontrar en el piso, pero los demás ángeles olvidados sabían que mentía y que la razón por la cual bajaba la vista era por que no resistía las miradas de los demás y era doblegado por la vergüenza, pero a su vez derrotado por el vicio, así que lo mejor que podía hacer para darle cabida a esos dos monstros en su vida, era mantener la vista en el piso aguantándose la vergüenza hasta que esta misma se le hizo un vicio, aun con todo eso poseía una mirada triste que rayaba en la lastima era como uno de esos cachorritos callejeros que a temprana edad han sido tan torturados pero están tan necesitados que cuando les llamas se acercan a ti solo por hambre arrastrando la cola en el suelo y orinándose de miedo. Quienes lo conocían decían que tenia una gran sonrisa solo que casi nunca la usaba pues estaba tan exiliada de su ser como el cariño o la ternura. Avelino otro olvidado era quien lo conocía desde hacia mas tiempo decía que en un tiempo era completamente diferente que tenia una familia y todo eso pero que algo muy grave les paso y desde entonces se quedo en el rincón de la vida como los demás ángeles olvidados, ahora el güero era adicto a la cocaína en todas sus presentaciones siendo la piedra la mas codiciada, ingería toneladas de pastillas, inhalaba solventes y consumía prácticamente cualquier droga que lo sacara de si mismo, aunque siempre regresara, aun mas solo y aun mas perdido.
Una profunda sacudida recorría el cuerpo del güero pero no era cualquier temblor este provenía desde dentro de su mente agarrándolo por las entrañas y sacudiendo sus huesos, hirviendo su sangre y enfriando su ser, sin embargo este estremecimiento era como muchas otras sacudidas que ya habían hecho un nido en su cuerpo. Temblores que en un momento parecieron alarmantes y sin sentido, ahora estos terremotos que provienen directamente de las entrañas son totalmente parte de la realidad, eran ya tan familiares y con raíces tan profundas que habían pasado a formar parte de sus amaneceres junto con esa confusa nostalgia tan interminable como cercana. Cojeando por las llagas en sus pies, con una mirada ausente y vidriosa el güero se dirige hacia el semáforo en donde todos los días conseguía dinero para curar su soledad y sus temblores y esconderse así tras una jeringa y un litro de mezcal de su apabullante existencia, solo existía un pensamiento en su mente uno que lo alejaba mas de la realidad a la vez que lo acercaba a la verdad, un pensamiento que lo mantenía en el ensueño. Esa enigmática mujer de mirada salvaje,  piel de canela y esencia cálida y salvaje que aun fuera de sus sueños percibía como si la tuviera dentro de su piel o acaso seguía soñando, viviendo la eterna pesadilla de vivir sin ser, de ser sin hacer, de hacer sin existir. Después de un par de horas de escupir fuego la gasolina en su cuerpo le había hecho olvidar lo suficiente sus casi extintos pensamientos dejo su botella de refresco llena de combustible encargada con la chona en lo que se fue a la C.P (ciudad perdida) por una grapa de perico, paso a la farmacia de similares por una jeringa, entro al ya cotidiano baño de la gasolinera, tomo agua del escusado en la jeringa, se preparo su fix y….      No más conciencia, no más soledad, no más tiempo, no más recuerdos…
--Que tranza mi güero como andas. Ya te pusiste bien al punto verdad, ¡pareces un fantasma! mira nomas que pálido, no puedes ni hablar, relájate tantito debajo del puente ahí deje un chesco  y un pan cómelos si generas así te van a atropellar otra vez. Ahorita nos vemos. Güero ¡güero! pinche güero ni me oíste, cámara ponte trucha tu gas la deje debajo de mi mochila. El eco de la voz de la chona quedo vagando bajo el puente acompañado por una pequeña libélula azul que volaba extraviada mientras la chona partía. Sin siquiera saber que esas serian eran sus ultimas palabras pues después de esa tarde jamás se volverían a encontrar, una semana después los ángeles olvidados se enterarían que la chona fue encontrado muerto en un lote baldío, victima del orgullo y de veintitrés puñaladas las cuales seguramente se las propinaron el negro y sus sicarios quienes vendían la piedra y controlaban el barrio como si fueran los amos de las calles y en una forma así era. A la chona lo mataron por que se negó a humillarse aceptando alguna injusticia en el precio de la piedra misma que ha de haber comprado para algún cliente ganándose unas monedas ya que el no la fumaba y muchos fumadores de closet al no querer entrar a la ciudad perdida para comprar su piedra, les daban el dinero a otros chavos de la calle para hacerles la misión pues prefería exponerse a los constantes robos por parte de los chavos que a ser atrapados por la policía y ser expuestos teniendo que dejar de fingir y admitir ante la sociedad que eran drogadictos. Así es como muchos de los ángeles generan para su droga los que no prostituyen alguna parte de si mismos  la hacían de burros yendo y trayendo todo tipo de drogas para quienes no se atrevían a caminar por el sendero oscuro de su realidad.
Después de una excesiva vomitada y un par de tragos de mezcal el güero reaccionaba al menos lo suficiente como para abrir los ojos y quedarse tirado semiconsciente recargado bajo un transitado puente perseguido por sus pensamientos.
–Se me paso la mano otra vez si me sigo inyectando estas dosis una de estas veces  me voy a quedar bien torcido como el rasta se quedo en mis brazos, tal vez eso es lo que busco mas no tengo el valor para hacerlo de una vez por todas y acabar con esta patética existencia solo me condeno a vivir en esta puta prisión interna donde me asesino lentamente como si así exonerara mis pecados, mas lejos de eso solo acumulo en mi alma el peor de todos—el güero apretó los dientes perdiéndose aun mas en sus pensamientos—que lastima me doy. El sentir y darme cuenta de la verdad mas sin embargo no hacer nada por vivir en ella me hace sentir tan perdido y a la vez desesperado,  no se si bebo hasta morir o muero hasta beber no se ni quien soy, ni por que, ni como o cuando no tengo razón, motivo o sentido, soy un pinche fantasma mas lleno de demonios y recuerdos tan vividos que sofocan mi presente y me tienen como esclavo de mis huellas, ya se me olvido el camino de regreso a la vida, de regreso al corazón quisiera desvanecerme en la noche, fundirme con la luna y llegar a tu pecho por siempre, como te extraño bonita tengo mucho miedo de perder tus ojos y olvidarme de tu olor quisiera tenerte aquí a mi lado aunque sea por solo un momento pero dios tenia otros planes, como le culpo de toda mi desgracia aun sabiendo que la culpa es solo mía no puedo ni quiero evitar compartirle mi condena así como el no pudo evitar compartirles a ellas el revire de mis acciones; uh ¿que es esto en mi rostro? aun salen lagrimas eso significa que todavía queda algo de mi aquí dentro de este cascaron cada vez que las siento correr por mi cara siento también correr por mis venas un dolor tan corrosivo y brutal que no puedo mas que recluirme en este mi negro santuario donde engaño y reprimo esa parte de mi que solo tiene ganas de gritar, prefiero la pipa que la tristeza creo que voy a quedar loco de verdad  ya ni se donde deje mi encendedor a aquí esta, no mas lagrimas no mas recuerdos no mas perdón no mas dolor, no mas…
 Cayo la noche y con ella los sueños dicen que hay tres clases de sueños los primeros son la voz del subconsciente anhelos, deseos, o tal vez solo una marejada de información no procesada sin mucho sentido o al menos para el pensamiento “racional”, Los segundos serian sueños premonitorios la forma en la que el destino te susurra, te da pistas sin tiempo ni espacio solo destino, y los terceros serian los latidos divinos, la palabra de dios la manera en la que dios furtivamente se te acerca con  designios y advertencias que mas abruman de lo que liberan, es en esta provincia de lo irreal en donde el espíritu encuentra espacio y en veces forma y motivo para la propia esencia, que nos hace darnos cuenta de quienes somos detrás de lo que aparentamos que somos, la cosa claro es saber diferenciar cada uno de ellos y usarlos en la vida cotidiana como usamos las experiencias y los recuerdos para ser lo mas cercano a un humano sea lo fuera que esto signifique.
 –Recuerdo que por las noches yo leía una biblia que mi madre me regalo, esta biblia no era cualquier biblia común y corriente, esta era especial para niños de hecho se llamaba la biblia ilustrada por los niños, tenia también antiguo y nuevo testamento pero llena de dibujos, era grande de color azul con un pescador en la portada y una paloma en la contraportada, la neta no recuerdo realmente lo que decía pero lo que si recuerdo es que no hablaba del apocalipsis como lo conocemos o mas bien como los arteros guías de la iglesia nos lo han hecho creer, de hecho si mal no recuerdo no hablaba del fin del mundo, ni de demonios, ni salmos, o cualquier situación que te inculcara miedo en tu corazón o te hiciera dudar de un dios que es puro amor y perdón del cual fuimos creados a su imagen y semejanza. Yo la neta no me la creo, pienso que el que escribió la biblia no era de este planeta o no era humano sino como explicas que dijera que dios nos hizo como el. Fíjate en la gente por todos lados de ambos sexos de casi todas las edades con o sin dinero caminando en su auto, gente bonita y fea casi todos son lo mismo y actúan de la misma forma incluso con su propia familia, con desdén e indiferencia, sin ternura ni compasión. Parece ser que esto se trata de ver quien pisa primero y rechaza con más fuerza,  para donde voltee solo veo, miedo y desperdicio.
El rulo fue el primero de los ángeles olvidados que conoció el güero. Se conocieron una noche después de un concierto masivo en el zócalo de la ciudad de México. Las cosas se habían salido de control y la tocada termino en una corretiza tremenda por parte de la policía hacia los asistentes quienes para evitar el tolete de los granaderos desembocaron una estampida por las calles del centro. El güero se había escondido arriba de una marquesina cerca del templo mayor desde donde observaba la catástrofe cuando de pronto un estridente alarido lo hizo brincar asustado revelando su escondite, justo a su lado estaba un muchacho de baja estatura apenas de la misma tenia los ojos claros y traviesos y una actitud desafiante la cual combinaba a la perfección con su cabello desalineado y rebelde usaba unos jeans rotos y una sudadera que ya había visto sus mejores años. Estaba parado en la marquesina moviendo las nalgas al aire con un puño levantado y la otra mano en su pene mientras repetia a viva voz— ¡hijos de perra muevan las caderas!—Una docena de granaderos se abalanzaron sobre los chicos quienes al verse rodeados se saltaron a una sotea y pasaron la noche escondidos en un viejo tinaco
— ¿Como te llamas?
—Me dicen el güero y tú
—Me llamo Raúl Alejandro, pero la banda me dice rulo
—Por que gritaste así ¿que tal si nos atrapaban?, sabes la madriza que nos hubieran puesto
—Si—contesto rulo muy seguro
— ¿Por que lo hiciste?
—Esos putos están acostumbrados a enfrentarse con personas que siempre les tienen miedo, yo solo quería que supieran que yo no. ¿Por que tienes los ojos tan raros?
—No se, así me hizo Dios—así nació una entrañable amistad. 
— ¿Desperdicio¿—pregunto rulo sin comprender  de que hablaba el güero
–Si un desperdicio total y bestial
— ¿Como es eso de desperdicio?
—Si mira por ejemplo al negro
— ¿El de lago Siraguen, el bueno de la coca?
–Si, ese mismo ¿pues cuantos negros conoces?
– No pos yo nomas decía
—Bueno, ¿te has fijado como desperdicia todo? como si el hacerlo fuera un símbolo de ser el más chingon y disfruta más el hacerlo frente a cualquier persona en especial de aquellos que menos tienen.         
— ¿Como nosotros los ángeles?
—Precisamente pensaba en especial en los ángeles, pero de hecho la clase de desperdicio de a la que me refiero es que siempre desperdician la oportunidad de dar compasión o respeto eso se me hace mas ojete y mas pobre aun que nosotros mismos y nuestra vida, fíjate que hoy que fui por una piedra estaba el cambiando el turno con el Chema y arriba del carro abandonado había unos tacos que les sobraron de la comida y así como si nada se los aventó al Hércules y al Bobby
—Pinches perros gachos me cagan la madre, pero es peor el negro por que al menos Hércules y Bobby son animales pero el negro no y es aun peor que ellos
—Bueno la cosa es que a nadie nos invito, yo me los hubiera comido sin decir un pero, eso me hizo sentir humillado mas que por la comida por la manera en la que lo hizo por eso pienso que eso de que somos la imagen de dios esta mal, mas bien estamos mas cerca a la imagen del otro
— ¿El otro?
—Si hombre la otra parte de dios
—¿Cual otra parte?
–No te hagas pues quien más sino el diablo
—Shhh no hables de el que tal si se nos aparece otra vez
—No seas chillón además yo creo que  ese no era el diablo
— ¿En tons quien era?
—Igual era solo uno de sus enviados o algún espíritu perdido por aquí
—Ya no estés hablando de eso que me estas mal viajando, me pasoneas cuando empiezas a hablar así mejor me voy a dormir al hoyo de caballito prefiero sus ronquidos que tus malos viajes
—Perate rulo no te vallas
—No, como no mejor mañana nos vemos
–A que mi rulo es chido pero le teme mucho a pendejadas debería de temerse mas a si mismo, aunque Rulo sabe quien es, no acepta que es mas negro que blanco y el creer en esa dulce ilusión de que es mas blanco que negro le brinda una muleta para seguir cojeando sin tomar en cuenta ni creer en la locura y la maldad que anidaron ya en su mente. Diablos las dos cobijas huelen a patas y esto esta lleno de envases con orines, que ironía como si me importara, ya no aguanto el cansancio, esas chochos y los pulques que me tome con pancho me tienen tumbado, también tengo mucha hambre de cualquier manera son como las tres de la mañana y de aquí a que junto para una torta de revolución o tacos me dan las cinco mejor me duermo solo espero despertar, aunque si la viera en mis sueños no me importaría quedarme allá con ella aunque sea solo un sueño no es acaso así esta vida solo un pinche sueño despiadado.

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