jueves, 1 de mayo de 2014

Es el viento del oeste que se revuelve entre el fuego interno 
besando sueños incandescentes, 
pregonando el incendio en tus manos, en tus ojos, en tu vientre. 
Mirada abrupta y penetrante que se atreve a mirarte sin titubeos y de frente    

 En el árbol seco que se incendia bajo una  llamarada
luego en humo y cenizas que se disipan
miraste desvanecerse  con discreto ardor tu vida y  te preguntas…
¿Habré brillado mas allá del ocaso? ¿Acaso fui fuego?
¿Volé entre truenos y centellas?
Incendiando esta tierra
si llegue a arder, a alumbrar con mis llamas cualquier alma
entonces viví en verdad

De otra forma mi existencia pasó en vano
Tizne y ceniza serán olvidados
pues extinguieron al instante su luz,
no vencieron contra las tinieblas,
como el árbol que se seca y se incendia
en un páramo apartado y desierto
o en una gruta donde sólo habitan fantasmas

acosando tus ensueños 





                                                      





                                                                                                                                  <AgUsTiN> 






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