Ahí viene la luna ajena, pagana, absoluta cómplice de mi locura eterna amante de la noche
lasciva, lubrica.
Espero agazapado en el silencio desnudado por su tacto que mira y penetra...
Un susurro en la alcohoba me seduce y me delata, me vulnera traspasando mi mirada, bajo la luna es el mismo sueño, es la misma piel, es el mismo miedo
Dejando atrás el entredicho y es que ya todo se ha dicho cuando de cama se trata desde el yugo a ser verdugo solo esta una cornisa
Espero acurrucado en el tiempo sin temor solo mi cuerpo que se desliza a la noche...
Salpicado por el céfiro de una caricia subo al cielo y me muevo con la brisa recordando con orgullo cuando me perdía en tus muslos bajo una lánguida luna
En la tierra no hay locura y en el alma no hay cordura solo resta el corazón enloquecido que de promesas ha muerto y en la noche renacido bajo el negro de la vida bajo tu piel y la mía
Que se funde, que se esconde, que se ha quedado sin nombre hechizado por el roce de las manos de la luna.
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