ENTRE EL SIEMPRE Y EL NUNCA
Vivo la leyenda del vencido, llevo la marca del destino entre mis muslos atravezando mi vientre eyaculando en mis entrañas. En la cima del volcan arde mi alma y el viento se da vueltas que consigo traen y llevan, me voy pero regreso en calma como un mar de hielo rompiendo el horizonte penetrando por tu piel, por tus ojos, por tu lengua. Siempre resulto muy lejano y el nunca tan cercano que en las noches roza mi espalda con sus pestañas postizas y su cimitarra afilada. Me encuentro alardeando al pie de la sobervia desnudo y sin pestañas mudo y sin esperanza.
kIrVa
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